PILAGÁ: El desafío de agregar valor a una marca centenaria

Por Martín Goldstein en entrevista con Luis Magliano y Diego Grané

En la tercera entrega de su serie «De criador a criador», Martín Goldstein, director de Prensa de la SRA, entrevistó al presidente y al asesor en genética de Pilagá, Ing. Luis Magliano y Dr. Diego Grané, respectivamente. Ambos contaron el desafío que representa llevar adelante una empresa cuya marca cumplirá 150 años en 2017, los logros y las nuevas metas de una cabaña que cada día consolida el «biotipo Pilagá». Agradecidos, reconocen a su equipo: «Pilagá es Pilagá, por sus vacas y su gente».

1 La Rural

Martín Goldstein: ¿Cómo y cuándo surge la idea de comprar una de las marcas con más prestigio de la ganadería argentina?

Luis Magliano: Yo conocía al actual nutricionista de la cabaña, «Chochín» Ferrero, cuando surge la idea. Sabíamos que Marfrig tenía la idea de vender sus activos más importantes y entre ellos la cabaña. Y la anécdota linda del comienzo de esta relación es que yo siempre decía «a mí me gustaría meterme en el negocio de cría porque mi actividad era ser un criador frustrado. Mi ansiedad hacía que yo comprara terneras para un rodeo de cría pero si alguien me ofrecía un buen precio, las vendía todas y pensaba que algún día iba a poder comprar aquello que no puedo vender». Cuando me ofrecen comprar Pilagá les confieso que me queda grande el negocio y me aconsejan buscar un socio. Me viene a la mente y enseguida pienso en unos vecinos míos, con los que tengo muy buena relación, la familia Miretti, quienes también pensaron en nosotros para emprender juntos el camino. Así, cuando nos juntamos para conversar los fundamentos del negocio, le dije a mis socios «yo sé lo que estoy comprando, estoy comprando parte de la historia de la ganadería argentina» y también planteamos que adquirir en ese momento, en 2013, una cabaña de esa magnitud no era un negocio rápido y resolvimos que era para aguantarlo, al menos por tres años, y una vez transcurrido ese tiempo, ver como seguíamos.

MG: Ya pasaron tres años, ya es tiempo de mirar hacia adelante.

LM: Sí, hace un tiempo que estamos «mirando». Nuestra apuesta fuerte fue decir que era un negocio a mediano plazo.

MG: Pilagá cumple el año que viene, en 2017, 150 años, o sea que nació solo un año después que la Sociedad Rural Argentina. ¿Tener una marca con tanta historia, es un privilegio o puede representar una carga muy pesada?

LM: Yo nunca tomo a los problemas como tales, sino como desafíos. El gran desafío que nos incentivó a hacer esto y uno de los objetivos por los que nos postulamos al Premio a la Excelencia (N.R: la cabaña ganó el año pasado el galardón al mejor cabañero en los premios a la Excelencia Agropecuaria del Banco Galicia y La Nación), es el de prestigiar y revalidar la marca, que es una gran responsabilidad. Para nosotros tiene un valor superior a lo que es la cabaña, porque Pilagá puede tener una potencia enorme, solo por la marca bote y eso es lo que cuidamos todos los días.

“Le dije a mis socios: `yo sé lo que estoy comprando, estoy comprando parte de la historia de la ganadería argentina´” Luis Magliano

Diego Grané: Yo empecé en el 2009 con la cabaña, y desde ya sabía lo que era Pilagá. Estudié en Corrientes, y Pilagá en la provincia es todo. Cuando comenzamos con el proyecto hicimos un programa genético que representaba un gran compromiso y una enorme responsabilidad. Éramos un grupo muy grande de personas y mi desafío era generar algo distinto porque Pilagá ya existía, era reconocida y teníamos que buscarle «una vuelta de tuerca» para mantener lo emblemático de la cabaña y agregar algo nuevo.

LM: Arrancamos desde un techo tan alto que no teníamos margen de error y además, cuando uno está en un pedestal, todos tratan de bajarte pero en definitiva lo que uno intenta es hacer las cosas bien. MG: ¿Cómo es el Pilagá de hoy, el de Capil S.A? ¿En dónde están los campos y como están distribuidos los rodeos?

DG: El corazón de la cabaña son las vacas o sea los planteles y hoy desde Capil S.A. los tenemos todos concentrados en Mercedes, en la emblemática estancia Itá Caabó. Ahí están todos nuestros vientres más la recría y la preparación de lo que se vende en Mercedes, la preparación de los reproductores que van a las exposiciones y remates y las donantes del programa de transferencia embrionaria. También, hay otra pata importante en Santiago del Estero, en Campo Gallo, donde está toda la recría, machos y hembras y un programa nuevo de Brangus (negro y colorado).

MG: ¿Cuántas madres son las de Itá Caabó?

DG: Arrancamos con un programa que era de muchas vacas y una de las primeras estrategias que aplicamos fue la de hacer una selección muy estricta y así redujimos los planteles y ganamos mucho en eficiencia. Ahora estamos manejando un plantel de 2500 vientres aproximadamente, la mitad de la cantidad original. Hay un guarismo que me obsesiona que es la cantidad de toros logrados sobre terneros machos que nacen y nosotros estamos con un número muy superior al del inicio y creemos que estamos, humildemente, haciendo mejores toros. El 55 ó 60% de los machos que nacen, quedan para toros haciendo una fuerte selección al destete. Trabajamos sobre la línea del plantel de madres que para nosotros es un plantel de madres superiores y de esas madres hemos hecho una selección muy rigurosa porque no contábamos con tanta información, que gradualmente fuimos incorporando, con una selección artesanal, identificando cuál era la familia de vacas que daba mejor y hoy tenemos un plantel no tan grande de donantes pero lo armamos en base a las familias de vacas más consistentes. Eso nos permite hacer aproximadamente entre 130 y 150 preñeces por año de transferencia y manejamos un plantel de 25 a 30 donantes.

Equipo-baja

El equipo de trabajo de Pilagá.

 

“El próximo desafío que ya estamos trabajando es la producción de carne de calidad ya que nosotros nos vemos como una empresa de producción y no solo como una cabaña” Luis Magliano

MG: Luis, ¿Cómo era tu vínculo con la ganadería antes de Pilagá?

LM: Nosotros tenemos campos en zonas parecidas en Santiago del Estero, en Quimilí, aunque en realidad yo provengo de la agricultura. También teníamos un feedlot en Córdoba, que lo trasladamos a Quimilí y hacemos recría en pastura y terminación en feedlot. A su vez la empresa socia se dedica a la producción avícola y también agrícola ganadera en Córdoba.

MG: Hay una «creencia popular» que dice que no se gana plata con la cabaña. ¿Pilagá, gana o pierde plata?

LM: Ese es un desafío que nos planteamos desde el primer día. La mitad de los socios, los Miretti, provienen de una empresa familiar. Yo vengo de una empresa que a su vez tiene varios socios e inversores y muchos no fueron nunca al campo, no conocen la cabaña y son de muy bajo perfil. El gran desafío fue convencer a mis socios que era un negocio porque yo me lo planteé así. Hoy Pilagá es un negocio rentable.

DG: Siempre se planteó la cabaña como el inicio de un proceso para conseguir carne de calidad, con reproductores superiores que van a impactar en toda la cadena de carne, entonces siempre se tomó a la cabaña como ese núcleo genético ubicado en una cúspide, después vienen los planteles y luego hay un rodeo de vientres que son los que producen terneros con novillos o hembras de calidad y en eso siempre tratamos de agregar valor. Estamos convencidos que ese agregado de valor va por una diferenciación cualitativa.

LM: La verdadera integración vertical es cuando distintos eslabones potencian las cosas y no las subsidian. Doy el ejemplo de la producción avícola porque con eso empezamos: nosotros comprábamos la mitad del maíz y la otra mitad era nuestra, entonces cuando el maíz estaba caro no comprábamos y usábamos el nuestro, eso es potenciar la actividad pero sin subsidiarla. El desafío de comprar la cabaña fue plantearse que iba a ser un negocio en sí pero además es el negocio que cierra nuestra integración vertical. El próximo desafío que ya estamos trabajando es la producción de carne de calidad ya que nosotros nos vemos como una empresa de producción de carne y no solo como una cabaña.

MG: Hay quienes observan una especie de divorcio entre lo que se presenta en las pistas, especialmente en las de más prestigio de la Argentina, y los reproductores comerciales. ¿Cómo maneja esto Pilagá?

DG: En nuestra hacienda no creemos que exista ese divorcio. Tenemos la convicción de que el biotipo del animal es exactamente el mismo pero obviamente cuando competimos en las grandes pistas sabemos que tenemos que prepararnos de determinada manera para eso. El nuestro es el biotipo Pilagá: es una vaca muy adaptada a la zona, muy funcional, eficiente, fértil y desde la última vaca del campo hasta la mejor donante, ese es el tipo de vaca. Tenemos la firme convicción y hemos comprobado que ese es el biotipo que funciona para producir eficientemente en nuestros sistemas pastoriles e intensivos. Obviamente que aquellos animales que van a competir, tienen otra preparación, pero el biotipo es el mismo. Nosotros en las competencias queremos mostrar el biotipo que funciona, obviamente que si los premios se dan, mucho mejor. Esto es lo que creemos que es correcto y lo estamos haciendo bien, y no vamos a cambiar el biotipo por alguna moda o exposición.

“Pilagá es Pilagá por sus vacas y su gente” Diego Grané

LM: El verdadero secreto de nuestro éxito es que trabajamos sobre toda la población.

Che-Rubicha-Baja

CHE RUBICHA: 2011, Reservado Gran Campeón en Palermo. Es un toro emblemático para la cabaña, uno de los primeros productos del nuevo programa genético iniciado en 2009.

DG: Me parece que ese divorcio o esa dicotomía antes se daba más que ahora. En las razas que nosotros trabajamos, tanto Braford como Brangus, estamos bastante bien encaminados y no vemos la dicotomía entre el show y la producción. Nosotros tenemos que seguir trabajando en que esa brecha no exista y en que el biotipo sea el mismo.

MG: ¿Qué importancia le asignan a la medición de datos objetivos?

Guaycuru.jpg

GUAYCURÚ: 2015, Reservado Gran Campeón en Palermo y Exposición Nacional de Braford. Fiel representante del biotipo que hace la cabaña.

DG: En la etapa nueva y como parte del programa que armamos, uno de los objetivos era reposicionar y prestigiar a la marca Pilagá y el otro era fortalecer y dar previsibilidad al toro comercial de Pilagá y agregarle valor a ese producto que ya funcionaba en ese momento pero que no sabíamos cuánto más iba a funcionar. Entonces la idea fue agregarle valor, dándole previsibilidad con información y así se puso mucho énfasis en la información genealógica del pedigree, los registros e incorporamos todo lo que son los programas de evaluación genética en el caso de Braford. Teniendo en cuenta que teníamos grupos contemporáneos con poca diferencia de edad, los mismos toros y las mismas hembras nacidas en un trimestre, recriadas de la misma forma, empezamos a hacer mediciones porque entendíamos que como eran un grupo contemporáneo todas las diferencias que podían haber eran por su potencial genético, porque el ambiente estaba «neutralizado». Así empezamos a hacer nuestros índices de calidad carnicera y nos sirvió mucho. El año pasado hicimos un promedio y pasamos, de cuando empezamos, a tener 76 de área de ojo de bife, a tener en la actualidad 104 y mejoramos la circunferencia escrotal de 37 a 41.

Vacas-campo-1

Las vacas en su hábitat natural

Es muy importante la información y medir siempre es algo que tenemos muy claro. Igualmente, yo creo que el 90% de los criadores compran sus toros por su fenotipo. En nuestro programa de selección está la selección fenotípica y las herramientas que sumen para tener un menor margen de error y más previsibilidad. Siempre con un equilibrio y un balance. Todo lo que sea fertilidad no se negocia y necesitamos que las vacas se preñen. Podemos negociar otros defectos en los animales, pero eso jamás!! Como sistema incorporamos que al destete le damos una buena recría por dos meses con una buena suplementación estratégica, emparejamos la camada y recién ahí hacemos la primera selección.

MG: ¿Cuántos reproductores machos y hembras vende anualmente Pilagá?

LM: 500 toros y 600 hembras. El toro se vende de dos años y medio y de tres años. Con las hembras fue nuestra primera… podríamos decir… «discusión» y le dijimos al doctor que se animara, que lo respaldábamos y que adelantara el servicio a los 18 meses. De esa manera adelantamos la venta de la vaquillona, que se hace antes de los tres años generalmente lo que tuvo muy buena aceptación, especialmente en el NEA, porque una de las falencias que tiene esa región es con las vaquillonas en segundo servicio y a nosotros comercialmente nos sirvió y los clientes están muy conformes.

MG: ¿Cómo es la venta de semen y de embriones?

LM: Ese es el tercer objetivo del proyecto, la genética, el desarrollo de productos de elite, que estamos desarrollando actualmente con la venta de semen, por el cual recibimos en parte el premio a la Excelencia Agropecuaria.

DG: En 2009 / 2010, Pilagá estaba reconocida como una cabaña de productos comerciales, muy bien valorada. Pero nos parecía que para ser una cabaña de más renombre y para incursionar en nuevas actividades, debíamos generar un producto diferenciado y eso fue la generación que hoy llamamos Genética Pilagá. Dentro de la genética de la cabaña, entran todos los reproductores que para nosotros son de elite y los toros con los que nos quedamos, los comercializamos nosotros o a través de convenios con centros de inseminación. La idea es armar un catálogo con pocos toros pero que sean representativos de nuestro fenotipo y que son los mismos que nosotros usamos en nuestro plantel y que ya probamos. Si bien es una genética que para nosotros es de elite, nos interesa apuntar con ella al productor comercial.

“Tenemos una marca y para prestigiarla la calidad no se negocia” Diego Grané

MG: ¿Cómo funciona el convenio que hace poco firmaron con CIAVT?

DG: De los seis toros que tenemos en el catálogo, cuatro están incluidos en el convenio con CIAVT a quienes buscamos por ser una cooperativa muy transparente que tenía una muy buena calidad seminal, nos apoyamos mucho en ellos y tercerizamos la colecta de semen, la logística en la distribución del semen y obviamente ellos lo comercializan.

MG: ¿Ven perspectivas para exportar la genética de Pilagá, y en ese caso a qué mercados están mirando?

LM: Nosotros vendemos algo a Uruguay, Brasil y Paraguay. Uno de los «clicks» de los últimos tiempos fue salir del mercado nacional. Creo que el futuro y la gran potencialidad de la genética, no solo de Pilagá sino de la ganadería en general, está en los países del Mercosur y Colombia, como potenciales clientes. Estamos llamados a colorear los campos de nuestros vecinos, más que otra cosa.

MG: ¿Los recursos humanos con los que cuentan vienen de la antigua Pilagá o son parte del equipo nuevo que se formó?

LM: La gran parte de la gente que trabajaba full time, en lo que es empleo de campo, siguen estando. Por ejemplo, en Corrientes, tenemos casos de tres generaciones de empleados que están en el campo. Nosotros tenemos el concepto de sostener y reconocer al equipo existente ya que cuando compramos la cabaña aceptamos que viniera con el combo, porque pensamos que es la única manera. Contamos con un modelo distinto del que tienen en general las cabañas y es que la mayoría de nuestros asesores son part-time y eso es muy bueno y es algo que tratamos de potenciar ya que creemos que es una validación y el hecho de no cerrarse y salir y ver otras cosas retroalimenta a la empresa. También tratamos como concepto mantener el compromiso y que cada uno sienta que la empresa es de todos y hacer notar cuán importante es la función que cumple cada uno como eslabón en la empresa. Siempre digo que el único mérito que tuvimos los dueños es saber comprar, después el resto es mérito de todo el equipo que hizo posible que esto sea así. Para nosotros el reconocimiento a ese equipo es muy importante.

DG: Uno se siente cómodo de trabajar de esa manera y se siente agradecido. Pilagá es Pilagá por sus vacas y su gente. El sentido de pertenencia y el compromiso que tienen quienes trabajan en la cabaña es admirable. Yo aprendí mucho de ellos siendo muy joven, por eso el compromiso de lo poco que uno sabe es trasmitirlo y que exista un intercambio.

MG: Algo ya hablamos sobre esto pero…. ¿Qué significó haber ganado el premio a la Excelencia Agropecuaria, ya que es una distinción muy importante?

LM: Para nosotros como dueños fue una satisfacción muy grande y fue motivo de discusión si nos presentábamos o no, ya que todos tenemos nuestro carácter (risas). Fue un reconocimiento para todo el equipo de un proyecto que empezó en 2010 y retomamos en 2013 y es cierto que lo potenciamos y reafirmamos para que llegue a buen puerto. Y que sea un proyecto que prosperó con el cambio y la llegada de cinco empresas es un mérito extraordinario.

MG: Además de ese reconocimiento, la cabaña recibió el premio al mérito Braford, por tercer año consecutivo. ¿A qué atribuyen haber obtenido este logro tres años seguidos?

DG: El premio a la Excelencia era una cuenta pendiente y fue muy representativo para nosotros. Con relación a este premio como a los tres premios al mérito, nosotros armamos ese programa, que gracias a la gente y a las vacas pudimos desarrollar en un tiempo menor al que creímos y haber cumplido en tiempo y forma, a pesar de las turbulencias macroeconómicas y políticas y las internas con el cambio de propietarios. Ese es el orgullo más grande y creo que a eso se deben esas distinciones.

LM: Cuando le conté hace poco a un amigo que habíamos recibido el premio al mérito otra vez me dijo: «una vez es suerte, dos es casualidad, tres es trabajo».

MG: ¿Qué significado tiene para ustedes exponer en Palermo?

DG: Para mí Palermo es la catedral de la ganadería en Sudamérica. Nosotros con Pilagá debutamos en Palermo ya que otra de las cosas que se hizo con este programa fue estar presente en la Exposición Rural. En 2011, presentamos un ternero Braford que salió Reservado Gran Campeón y es por eso que sentimos que Palermo tiene mucho de emocional y representa algo muy valioso para nosotros.

MG: En la página web de Capil, hay tres conceptos que me parecieron importantes y que podemos pensar que son la base del éxito: intereses alineados, excelencia y valor agregado. ¿Pueden ampliar estos conceptos para que los lectores puedan comprender el significado que le dan ustedes?

LM: Internamente, creemos que tenemos que satisfacer el interés de cada uno de nuestros miembros, si no,no van a trabajar bien. Esto es fundamental. Y también alinear los intereses de los dueños, tratar de ver cómo nos podemos complementar y conciliar todo para satisfacerlos. Con relación al agregado de valor, trabajamos siempre con el objetivo de revalorizar la marca. Con lo de las conversaciones de hacer Genética Pilagá, con el programa que tenemos de canjear toros por terneros, buscamos incentivar a nuestros clientes a que pongan a sus terneros en recría en nuestros campos, entre otras cosas. El objetivo es ofrecerle a la persona que nos canjee terneros darle un precio diferencial para que ese cliente a su vez venga a comprar nuevamente toros para potenciarlos, esa es la forma de agregarle valor. Es el camino más lento, el más difícil pero creemos que es el más consistente, sin dejar de lado que también tenemos que potenciar la genética de elite y llegar al «Novillo Pilagá».

DG: Relacionado con la excelencia, uno debe tener un umbral de calidad, que es innegociable. Cualquier producto que uno hace y lo hace en escala, es valorado por su calidad. Tenemos una marca y para prestigiarla, la calidad no se negocia.

MG: ¿Cómo fue transitar estos años con viento en contra fuerte y parejo para todo lo que produce Pilagá y cómo pudieron sostener el negocio?

LM: Algo que hicimos muy importante fue duplicar la cantidad de clientes que teníamos. Uno de los inconvenientes que tuvimos por surgir como empresa nueva fue que no teníamos antecedentes para pedir financiamiento, si bien teníamos el respaldo de las empresas madres, la historia económica de Capil era nula. Entonces tuvimos que «remar» con ese factor, con la falta de financiamiento y el aporte limitado de las empresas madres. Entonces nos apoyamos en todo lo que era derivado de la cabaña para engordar, para hacer recría, para conseguir gente que quisiera invertir en capitalizar hacienda, hacer convenios. Todos esos instrumentos nos ayudaron a pasar estos últimos dos años, sorteando el temporal y haciendo una empresa liviana, que tiene una estructura de inversión liviana que alquila todos sus campos.

Palermo-baja

Ganando en Palermo… una costumbre.

MG: Dentro de la raza Braford, Pilagá es un actor muy importante, y la raza es una de las que más creció en los últimos años en la Argentina ¿Qué creen que falta hacer para que el Braford se consolide aún más en nuestro país y en los países vecinos?

DG: Creo que el Braford está muy bien posicionado y cuando uno ve el lugar que ocupa a nivel sudamericano, es muy bueno. Obviamente que hay cosas para hacer: lo de agregar información genealógica, por ejemplo, hace que sea un producto más estandarizado y eso nos va a favorecer comercialmente. Todas las razas tienen fortalezas y debilidades, la Braford tiene muchas fortalezas pero hay algunas cosas, sobre las que los técnicos especialmente debemos hacer mucho hincapié que hacen a la sustentabilidad del negocio y del Braford. Son cosas que van a hacer crecer la raza. Como criadores debemos hacer foco en los problemas, en las debilidades que tenemos y trabajar en eso. Es por eso que la selección es una de las principales herramientas que tenemos para avanzar y mejorar nuestros rodeos. Vuelvo a tu pregunta anterior. En los últimos años de turbulencia, nosotros aprovechamos para capitalizarnos y quedarnos con lo mejor ya que el valor del mercado no era el mejor para nosotros.

LM: La función específica de la asociación y del Braford es cuidar el negocio. Trabajar en datos y en genética y potenciar objetivos comunes con aquellas razas como Brangus, que solo tienen algunas diferencias como el color y de adaptación. Lo que buscamos con las razas tiene que ver con lo que quieren nuestros clientes y dimensionar quiénes son, qué tipos de reproductores quieren, siempre cuidar lo que es nuestro mercado interno, ya que el 95% de nuestros clientes pertenecen a él.

DG: Se debe pensar en el interés común y en el negocio, ahí todos debemos trabajar. Pensar en la marca Braford para potenciarla y poder venderla afuera. Antes cuando uno pensaba en genética de punta quizás pensaba en Australia, pero hoy cuando buscamos esa genética, pensamos en nuestro Braford.

MG: ¿En qué consiste el proyecto Brangus?

DG: El programa genético del Brangus es igual al del Braford en cuanto al biotipo, hay una diferencia de «camiseta» nada más. Cada uno tiene sus fortalezas y debilidades. Actualmente estamos apuntando a armar un núcleo genético, que estamos multiplicando, incluso tenemos animales nacidos y con ese núcleo genético queremos posicionarnos como marca Pilagá ya que estamos muy ligados a Braford, no es que renegamos de eso, pero estamos incursionando en una raza que quizás es nueva para algunos y queremos posicionarnos como Brangus Pilagá. En Santiago del Estero tenemos armado un plantel que nos va a permitir producir los toros comerciales. Contamos con aproximadamente 250 madres y el objetivo es llegar a 500 madres en el mediano plazo.

MG: ¿Cómo trabajan para posicionar la marca?

DG: Contamos con una persona dentro del equipo que se dedica a eso y nuestra estrategia de marketing es esa, contar lo que estamos haciendo, lo más direccionado posible. En este último tiempo estamos mucho más orientados a lo que son las redes sociales.

LM: Toda esa estrategia nos dio un resultado espectacular que funciona muy bien.

MG: ¿Qué recomendación le darían a criadores que recién comienzan?

LM: Lo primero que siempre le digo a algún criador o a alguien que se mete en ganadería es tener en claro cuál es el objetivo, las necesidades y su aspiración en inversión. Con respecto a la elección de la raza, vuelvo a lo que dijimos al principio, primero hagamos animales que tengan un ternero y seleccionemos en base a eso y vayamos hacia donde creemos que tenemos que ir con un animal adaptado a la zona. Todavía en la Argentina, tenemos la virtud que mucha gente puede decir que hace las cosas por gusto y en otros países no pasa esto, por eso mi recomendación es que el criador tiene que saber que su objetivo se va a cumplir a los tres, cuatro años y que no es un resultado a corto plazo. Hoy la tecnología, el proyecto que tenemos y la rentabilidad que tiene la cría nos permiten hacer un montón de cosas en zonas más inhóspitas y cubrir esos baches de restricciones climáticas con tecnología que va a permitir el desarrollo. El gran desafío no sólo de los criadores sino de la Argentina, es desarrollar esa zona de cría.

DG: Para mí no hay recetas mágicas y cada criador sabe perfectamente, y sobre todo el que conoce su campo, cuál es la vaca que más se adapta por eso es fundamental conocer el ambiente en el cual se va a producir. Además hay que tener en claro cuáles son los procesos biológicos para que las decisiones sean responsables y para esos es necesario tener muy claros los objetivos y cuál es el negocio. En nuestro caso, tenemos claro cuál es nuestro negocio: producir carne, la mayor cantidad posible, de la mejor calidad, en el menor tiempo posible y con el menor costo. Y otra cosa fundamental es medir: hacer la selección fenotípica pero también utilizar todas las herramientas con las que contamos para que sea objetiva, especialmente para saber dónde estamos parados. Los criadores tenemos algo en común que es la pasión por las vacas. Si hay pasión, hay compromiso, esfuerzo, trabajo y disciplina…..no hay recetas mágicas.

Fuente: Revista La Rural de la S.R.A. Año CXLIX – Nº 1, Marzo 2016

Deja un comentario